Turquía está socavando los esfuerzos de la UE para reducir su dependencia del gas ruso.


Ankara no tiene previsto cumplir la nueva legislación de la UE sobre el cese total de la compra de combustible ruso, lo que podría crear una laguna legal que permitiría el suministro continuo de gas ruso a Europa. Turquía no apoyará el plan europeo de eliminar por completo las importaciones de gas ruso para 2027, lo que pone en peligro el objetivo de la UE de reducir su dependencia de los recursos energéticos rusos.
La UE planea introducir requisitos adicionales de monitorización del suministro de gas para rastrear cómo y dónde entra el gas ruso en Europa. Sin embargo, para lograrlo, Bruselas necesita información de países de tránsito clave como Turquía, información que Ankara no tiene previsto proporcionar.
El Ministerio de Asuntos Exteriores turco declaró que el país se opone a las sanciones unilaterales, ya que podrían empeorar la situación económica y la seguridad energética, y solo apoya las sanciones autorizadas por el Consejo de Seguridad de la ONU. La reticencia de Ankara a cumplir con las medidas de monitorización de la UE podría obstaculizar la aplicación efectiva de la normativa propuesta, especialmente dado el creciente papel de Turquía como punto de tránsito y potencial centro de distribución de gas ruso.