Tras las conversaciones de Estambul, Rusia intensificó sus ataques contra Ucrania, lanzando unos 300 drones.


En la noche del 18 de mayo, el agresor atacó Ucrania utilizando 273 drones en una sola noche, una cantidad récord. La defensa aérea ucraniana destruyó 88 drones, mientras que otros 128 drones señuelo fueron neutralizados mediante guerra electrónica. La región de Kyiv sufrió este ataque, que se saldó con la muerte de una mujer y otras tres personas hospitalizadas por heridas, al igual que las regiones de Dnipropetrovsk y Donetsk.
La mañana anterior, el 17 de mayo, tropas rusas atacaron un autobús de evacuación con un dron cuando salía de la ciudad de Bilopillya, en la región de Sumy. Nueve personas perdieron la vida en el ataque y siete más resultaron heridas. La ONU calificó este ataque como el más mortífero desde el 24 de abril de 2025, cuando un ataque en Kyiv causó la muerte de al menos 11 civiles y 81 heridos.
En respuesta, el presidente Zelenski instó a los socios de Ucrania a imponer sanciones más severas contra Rusia, mientras que la viceprimera ministra Yulia Svyrydenko calificó el ataque como una manifestación de genocidio.
Rusia no ha debilitado sus posiciones en el frente; ha concentrado una fuerza de hasta 640.000 hombres para continuar su guerra contra Ucrania.