Rusia aún no ha sentido toda la fuerza de sus sanciones, pero en los próximos años un colapso es inevitable.
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Las sanciones contra Rusia han dañado su economía y su capacidad de producción de armas y han creado problemas en los años venideros. Pero su impacto se ha desarrollado más lentamente de lo esperado. Quizás esto no sea inesperado, ya que el Kremlin ha dado instrucciones a sus servicios especiales para que encuentren canales para evadir las sanciones.
Además, el peso económico de Rusia hace que sea difícil aislarla, ya que exporta no sólo petróleo y gas sino otros recursos, incluidos uranio y titanio, de los que dependen las economías occidentales.
La UE sigue gastando un 300% más en combustible ruso que en ayuda militar a Ucrania. Hungría, Irlanda, Suiza, Turquía, China y Brasil compran más energía rusa que antes de la invasión. Las importaciones de gas y petróleo de Hong Kong y la India aumentaron un 400% desde 2021. Durante 2022-2023, Rusia recibió 599 mil millones de dólares por la venta de combustibles fósiles.
Al mismo tiempo, las sanciones han privado a Rusia de unos 400.000 millones de euros en ingresos desde febrero de 2022. La comunidad occidental espera que la economía rusa se enfrente a graves problemas en 2025. La economía está sobrecalentada, la inflación ha superado el 7% y muchas empresas tienen escasez. de trabajadores.