Merz no logró convencer a Trump de presionar a Moscú y brindar ayuda a Kyiv.


El canciller alemán, Friedrich Merz, tenía una petición principal para el presidente estadounidense Trump durante su visita al Despacho Oval a finales de la semana pasada: que el líder estadounidense apoyara a Europa en la presión a Moscú para que cese sus ataques contra Ucrania y ponga fin a la guerra. En Washington, Merz recalcó que Estados Unidos y Alemania coinciden en «lo terrible que es esta guerra», al tiempo que atribuyó toda la culpa de la violencia a Putin y enfatizó que Alemania apoya a Ucrania.
A lo que Trump respondió: «Quizás necesiten luchar un poco más». Esto marca otra retirada de Trump de la sangrienta guerra que había prometido con seguridad poner fin.
El presidente estadounidense no prometió presionar a Rusia ni ofreció compromisos específicos de suministro de armas a Ucrania ni de apoyo a las sanciones.
El presidente Zelenski respondió a las palabras de Trump, quien comparó a Rusia y Ucrania con niños que luchan en un parque y a quienes se les debería permitir luchar: «No somos niños con Putin en un parque infantil. Es un asesino que vino a este parque a matar niños».
El simple aumento de la presión económica sobre Rusia no basta para obligar a Putin a sentarse a la mesa de negociaciones, pero la ayuda militar occidental a Ucrania y las pérdidas de Rusia en el campo de batalla pueden cambiar la política del Kremlin.