Los ucranianos tendrán que vivir con apagones durante mucho tiempo: falta de tiempo y dinero para restablecer la generación.
The Economist señala la difícil situación: «Queda muy poco tiempo y se necesitan muy pocos miles de millones de dólares para instalar varios centenares de pequeñas centrales eléctricas, restaurar las instalaciones bombardeadas o construir plantas de energía eólica y solar. Los apagones periódicos se convertirán en algo habitual en Ucrania».
Por ejemplo, la restauración de la central hidroeléctrica de Dnipró llevará al menos tres años. Entre las 10 centrales hidroeléctricas más grandes de Ucrania no quedó ni una sola que no haya sido objeto de ataques con misiles por parte de los rusos. A mediados de julio, el agresor lanzó contra ellos más de 120 ataques con misiles. Debido a los bombardeos enemigos, Ukrhidroenergo ya ha perdido casi el 45% de su generación de electricidad.
Así, a corto plazo, hay esperanzas de que las centrales eléctricas dañadas puedan repararse antes del invierno para garantizar la producción de otros 2-3 GW de capacidad. Los ingenieros ucranianos buscan equipos usados de centrales eléctricas de tipo soviético fuera de servicio en Europa. Por ejemplo, la empresa energética lituana Ignitis Gamia transfirió el equipo del Vilnius CHP 3 a Ucrania, que fue detenido en 2015.