La guerra ha cambiado los criterios de los ucranianos a la hora de comprar viviendas.
La guerra ha afectado la percepción del valor de la vivienda tanto en el mercado primario como en el secundario, tanto para compra como para alquiler. Factores como la seguridad física y la migración masiva se han convertido en elementos decisivos.
Además, los inversores que compran inmuebles con la intención de revenderlos han desaparecido del mercado. Hoy en día nadie invierte en un edificio que aún no está construido, aunque hace dos o tres años esta voluntad estimuló significativamente el negocio de la construcción en el país.
Los criterios clave para la elección de los apartamentos fueron una alta preparación del proyecto y una dinámica de construcción estable. Hoy en día, los compradores de bienes raíces no son inversores sino inmigrantes internos. En el mercado secundario se compran y alquilan apartamentos listos para ser habitados y recién reformados. Los compradores también prestan atención a los servicios, como un aparcamiento, escuelas y guarderías, que deberían estar a poca distancia. Al mismo tiempo, las viviendas deben ubicarse lo más lejos posible de instalaciones de infraestructura críticas que puedan ser blanco de ataques.
No se confía en los edificios antiguos de la era soviética porque tienden a derrumbarse durante los bombardeos y los sótanos más antiguos no son adecuados como refugios.