Este reciente enfoque tiene como objetivo no sólo destruir la infraestructura civil sino también agotar las defensas aéreas ucranianas. Según el WSJ, a principios del verano la situación de la defensa aérea de Ucrania puede volverse crítica.
Al mismo tiempo, las acciones de Rusia contra Ucrania tienen ahora un carácter diferente: nuevas tácticas y mayores consecuencias. La diferencia clave es que Rusia ahora no apunta a la distribución sino a la generación. Estos tiros son más precisos y concentrados.
Además, se están produciendo ataques a gran escala con misiles y drones contra el sistema energético de Ucrania en un contexto de reducción en el suministro de equipo militar y municiones de los socios occidentales. Se ha dependido en gran medida del apoyo financiero.
Las menguantes reservas de Ucrania obligan a los militares a defender sólo ciertos lugares y ciudades. Según los cálculos del presidente Zelensky, Ucrania necesita al menos 25 sistemas de defensa aérea Patriot para repeler los ataques del enemigo.