El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca es ahora el tema principal para los altos funcionarios de las capitales europeas. Su mayor preocupación es qué pasará con Ucrania, señaló Eurasia Group. La UE ya ha acordado una prioridad primordial: hacer todo lo posible para convencer a Trump de que Ucrania debe entrar en las negociaciones desde una posición de fuerza y que un mal acuerdo para Ucrania haría que Estados Unidos pareciera débil en el escenario internacional.
La UE teme especialmente que las negociaciones se conviertan en una «mini-Múnich». Esto no sólo conduciría a pérdidas territoriales inmediatas para Ucrania, sino que también amenazaría con nuevos avances rusos, una gran ola de refugiados ucranianos hacia la UE y obligaría a Ucrania a renunciar a la membresía de la OTAN y, tal vez, pondría en peligro sus aspiraciones de unirse a la UE.
Para evitarlo y fortalecer la posición de Ucrania, «es necesario poner más dinero sobre la mesa de negociaciones», dicen los expertos. El préstamo de 50.000 millones de euros del G7 durará hasta finales de 2025. Por lo tanto, la financiación adicional demostrará el apoyo a Ucrania en 2026 y 2027.