La administración del presidente estadounidense Joe Biden está considerando endurecer las sanciones contra Rusia, en un intento de reducir la capacidad de Rusia para financiar su agresión militar y crear las condiciones previas para las conversaciones de paz; una medida de este tipo, aunque tardía, podría convertirse en una poderosa palanca de presión sobre el régimen de Putin. Los ingresos del petróleo y el gas son una fuente clave de financiación rusa para la guerra contra Ucrania.
Bloomberg recuerda que uno de los principales mecanismos de sanciones era el límite del precio del petróleo a 60 dólares por barril. Al principio, esta restricción funcionó de manera eficaz, pero con el tiempo Rusia se adaptó, creando una flota paralela de petroleros. Además, países como China, India y Turquía compran activamente petróleo ruso y lo procesan para convertirlo en combustible, que luego se vende legalmente a la UE y Estados Unidos.
Para evitarlo, las sanciones a los buques que transportan petróleo ruso deben reforzarse significativamente para limitar las capacidades de transporte de Rusia. Occidente también debe imponer sanciones secundarias a las empresas y bancos que compren petróleo por encima del límite de precio establecido o financien estas transacciones.