En la primera mitad del año, la UE, EE. UU., Gran Bretaña y otros países que apoyan a Ucrania compraron combustible producido a partir de crudo ruso por valor de unos 2.000 millones de dólares a las refinerías turcas. Mientras tanto, Turquía se beneficia de los descuentos de Moscú, aumentando sus compras anuales a Rusia en un 70% este año.
Los suministros de gasolina, combustible diésel y otros productos derivados del petróleo ruso han aumentado en los últimos meses debido a las importaciones de tres refinerías turcas. Estas importaciones son técnicamente legales porque, a pesar de las sanciones, los países pueden comprar combustible de origen ruso si primero se procesa en otro país. Turquía y las empresas occidentales que le compran petróleo aprovechan cada vez más esta laguna.
Cuando la UE importa gasolina de Turquía, es un 10% más barata que de Arabia Saudita, pero de esto sólo se benefician las empresas, no los consumidores. Una de las refinerías turcas, Star Aegean, que pertenece a Azerbaiyán, depende en un 98% del petróleo de Rusia. Sin embargo, casi el 90% de los productos petrolíferos de la refinería van a los aliados occidentales de Ucrania.