Según los analistas, Rusia está considerando dos escenarios para su regreso al mercado europeo del gas. El primero supone la puesta en marcha del último tramo del Nord Stream, con una capacidad de 27.500 millones de metros cúbicos al año, que aportaría a Moscú 9.350 millones de dólares en ingresos en 2025. El segundo escenario prevé la continuación de los suministros a través del GTS ucraniano bajo la apariencia de utilizar gas no ruso (azerbaiyano).
Azerbaiyán carece de los 14.600 millones de metros cúbicos de gas disponibles para abastecer el mercado de la UE. Por tanto, en la frontera, el gas ruso se convertiría formalmente en azerbaiyano, al igual que el petróleo ruso se convertiría en húngaro.
Azerbaiyán prevé transportar 20.000 millones de metros cúbicos de gas a la UE a finales de 2027. Eslovaquia pretende comprar todo ese volumen, aunque consume menos de 4.500 millones de metros cúbicos al año. Los dirigentes de estos países están presionando para que el gas ruso vuelva a entrar en el mercado de la UE en cantidades importantes, pero Kyiv afirma que no tienen ningún acuerdo ni negociaciones con Azerbaiyán sobre el tránsito de gas.