En 2023, casi el 91% de las pequeñas y medianas empresas, obligadas a suspender sus actividades en 2022 debido a las operaciones militares, reanudaron su trabajo. A finales de año, poco más del 82% de ellos permanecían abiertos.
Además, las empresas están volviendo gradualmente al nivel de utilización de la capacidad de antes de la guerra: actualmente utilizan en promedio el 53,4% de la capacidad. Hasta finales de este año está previsto aumentar este indicador hasta el 56% y también, si hay demanda, aumentar la facturación en un 50%.
El año pasado, la mayoría de las empresas informaron pérdidas de guerra de hasta 100.000 dólares. Las industrias de la construcción y la transformación fueron las más afectadas, y los sectores agroindustrial y de telecomunicaciones y de servicios los menos afectados. Las empresas del este y del sur de Ucrania sufrieron pérdidas un 50% mayores que las del oeste.
Entre los principales desafíos que afectarán la actividad comercial en 2024, los empresarios mencionan la situación impredecible, la baja demanda y la escasez de mano de obra. Sin embargo, las empresas no planean más despidos, lo que indica un potencial de recuperación económica.