Según el Banco Central, se espera que las sanciones estadounidenses dirigidas al sector de petróleo y gas ruso, junto con la flota fantasma, introducidas el 10 de enero, le cuesten a Rusia aproximadamente el 1% de sus exportaciones totales. Estas restricciones han llevado a una reducción en el pronóstico de crecimiento de las exportaciones físicas para 2025 en un punto porcentual, un cambio vinculado al endurecimiento de las sanciones en mercados de materias primas específicos. Aunque las sanciones disminuirán los volúmenes de suministro de petróleo y gas, aún se proyecta que las exportaciones totales aumenten de $417 mil millones en 2024 a $419 mil millones.
Sin embargo, el escenario de riesgo del Banco Central prevé resultados menos positivos: si las sanciones se intensifican y se desata una crisis global, las exportaciones de Rusia podrían caer entre un 8% y un 10% en 2025 y entre un 3% y un 5% en 2026. En términos monetarios, esto equivaldría a una disminución del 33% hasta los 278.000 millones de dólares, seguida de una caída adicional del 14% en 2026, con lo que las exportaciones se reducirían a 240.000 millones de dólares.
Además, el 27 de febrero Donald Trump prorrogó las sanciones impuestas por Estados Unidos a Rusia en 2014 tras su invasión de Crimea. Tales condiciones pueden desencadenar una nueva ola de recesión económica, una devaluación del rublo y un aumento de la inflación en Rusia.