Previendo nuevos problemas con la asistencia militar estadounidense, el Ejército ucraniano está ampliando significativamente sus sistemas no tripulados y el uso de drones para compensar la falta de armamento más pesado.
Anunciado en febrero, el nuevo programa Drone Line sirve como plan B en caso de que fracasen las negociaciones de paz o si el liderazgo estadounidense pierde interés en seguir apoyando a Kyiv. En consecuencia, cuatro batallones de drones se reorganizarán en regimientos, y se espera que cada regimiento aumente su número de unos 700 a 2500 soldados equipados con diversos tipos de drones.
Gracias a la eficacia de este programa, el avance del ejército ruso prácticamente se ha detenido: en noviembre de 2024, capturó 722 kilómetros cuadrados, pero para marzo de 2025, solo había logrado 132 kilómetros cuadrados.
El año pasado, el Ministerio de Defensa autorizó la entrada en servicio de más de 330 modelos de sistemas no tripulados de fabricación ucraniana, en comparación con los 75 modelos de 2023. Recientemente, el ejército ucraniano se ha centrado en el desarrollo de tecnologías militares como respuesta asimétrica a la superioridad numérica del enemigo en personal y equipo. Actualmente, más del 95% de los vehículos aéreos no tripulados desplegados en el frente se fabrican en Ucrania.