A los funcionarios europeos les preocupa que los desacuerdos con Estados Unidos sobre la guerra entre Rusia y Ucrania puedan poner a prueba las relaciones bilaterales, debilitar la seguridad transatlántica y posiblemente perturbar la cumbre de la OTAN en junio. La administración Trump ha propuesto un acuerdo a Kyiv que incluye el reconocimiento por parte de Estados Unidos del control ruso sobre Crimea y también excluye la membresía de Kyiv en la OTAN.
Los funcionarios europeos han declarado: «Crimea y sus futuras aspiraciones de membresía en la OTAN son límites para nosotros. No podemos abandonarlos».
La cuestión de Crimea podría provocar una grave crisis diplomática para la OTAN, ya que la postura de la organización es no reconocer jamás la península como rusa.
Mientras tanto, Europa teme la prolongación de la guerra; Gran Bretaña, Francia y Alemania buscan un acuerdo que no obligue a Ucrania a violar sus límites, pero que podría implicar ciertas concesiones de Kyiv en cuestiones territoriales en la fase final de negociación.