Las Fuerzas Armadas están pasando de atacar objetivos puramente militares en los territorios ocupados a destruir la infraestructura rusa que sirve tanto a la población civil como al complejo militar-industrial.
Los nuevos objetivos incluyen instalaciones cruciales para el suministro y apoyo a las fuerzas militares rusas. De esta forma, Ucrania busca presionar al enemigo y cambiar el rumbo de las operaciones militares a su favor. Este cambio de estrategia quedó de manifiesto en una serie de ataques que Ucrania llevó a cabo recientemente.
Los vehículos aéreos no tripulados de las Fuerzas Armadas de Ucrania atacaron la planta de pólvora de Tambov, uno de los mayores productores de pólvora para armas pequeñas y municiones de artillería.
Los drones ucranianos también atacaron la planta Shcheglovsky Val en la región de Leningrado, donde la Federación Rusa produce complejos de misiles antiaéreos Pantsir-S.
Las fuerzas ucranianas también atacaron una fábrica de aviones en la región de Smolensk donde el ejército ruso produce y repara aviones, incluidos misiles X-59.
Los vehículos aéreos no tripulados ucranianos también atacaron con éxito el puerto de Ust-Luga en la región de Leningrado. En un incendio resultó gravemente dañada una terminal de la empresa Novatek, donde se bombea gas licuado a camiones cisterna.