El jefe de la delegación negociadora rusa, Vladimir Medinsky, declaró que si Kyiv no acepta los «compromisos», se enfrentará a nuevas pérdidas territoriales.
«Queremos la paz. Pero si Ucrania continúa guiándose por los intereses nacionales de otros países, simplemente nos veremos obligados a responder», declaró Medinsky.
El asesor de Putin también señaló que la guerra de Rusia con Ucrania es «una lucha fratricida entre estados con una lengua y una cultura comunes, condenados a ser aliados cercanos». «Desafortunadamente, este conflicto profundiza nuestras diferencias y, por lo tanto, queremos que termine lo antes posible», declaró Medinsky.
Sin embargo, Bloomberg informó en mayo que Putin no planeaba poner fin a la guerra, contando con la expectativa de que para finales de año su ejército pudiera romper las defensas ucranianas y ocupar por completo las regiones de Donetsk, Luhansk, Zaporiyia y Jersón. También ordenó el establecimiento de una «zona de seguridad» a lo largo de la frontera ruso-ucraniana en las regiones de Járkov y Sumy.
Los líderes rusos afirmaron además que Moscú está considerando la opción de apoderarse de nuevos territorios ucranianos, como parte de la región de Dnipropetrovsk, con una posterior oferta de intercambio por Jersón y Zaporiyia.