El representante especial de Donald Trump para la guerra entre Rusia y Ucrania, Keith Kellogg, esbozó su plan para poner fin a la guerra en abril en un artículo para el America First Policy Institute. El plan estipula que la futura ayuda estadounidense, probablemente en forma de préstamo, dependerá de las negociaciones de Ucrania con Rusia y que Estados Unidos armará a Ucrania lo suficiente para defenderse y detener cualquier agresión rusa adicional antes y después del acuerdo. El plan también exige un impuesto a las exportaciones energéticas rusas, que se destinarán a la reconstrucción de Ucrania.
Kellogg cree que la membresía de Ucrania en la OTAN debe posponerse indefinidamente «a cambio de un acuerdo de paz integral y verificable con garantías de seguridad». El plan también exige una congelación de la línea del frente mediante un alto el fuego y el establecimiento de una zona desmilitarizada.
Por el contrario, Rusia recibirá un alivio limitado de las sanciones y un alivio total solo después de que se firme un acuerdo de paz que satisfaga a Ucrania.
Ucrania no estará obligada a abandonar sus territorios ocupados, pero debe aceptar recuperarlos solo por medios diplomáticos.