Un flujo de fertilizantes rusos baratos podría llevar a los productores europeos a la quiebra, amenazando la seguridad alimentaria mundial a largo plazo. En particular, el 33% de las importaciones de urea, la forma más barata de fertilizantes nitrogenados, llegan a la UE desde Rusia. El año pasado, el volumen de entregas estuvo cerca de establecer un récord. Por ejemplo, las importaciones a Polonia aumentaron hasta casi 120 millones de dólares, frente a 84 millones de dólares en 2021.
«Estamos inundados de fertilizantes de Rusia, que son mucho más baratos, porque los productores rusos pagan unos centavos por el gas natural. Si los políticos no actúan, la capacidad de producción de Europa se verá afectada desaparecer», afirmó el director general del mayor productor de amoníaco de Alemania, SKW Stickstoffwerke Piesteritz.
El director general de Yara International, uno de los mayores productores de fertilizantes minerales nitrogenados del mundo, afirmó que Europa depende «lunáticamente» de los fertilizantes rusos. Las sanciones prevén excepciones para los alimentos y fertilizantes rusos, por lo que Moscú aprovecha este vacío legal mientras otros actores importantes abandonan el mercado europeo.