Tras el ataque con misiles a Poltava el 3 de septiembre, Rusia llevó a cabo un ataque aéreo sobre Lviv al día siguiente. Como resultado de este ataque, siete personas murieron, incluidos tres niños, y otras 53 resultaron heridas.
En total, en la noche del 4 de septiembre, el enemigo lanzó 42 misiles de crucero y drones de ataque contra territorio ucraniano. Las Fuerzas de Defensa Aérea de Ucrania derribaron 29 objetivos enemigos.
Además, a partir de la mañana del 4 de septiembre, el número de muertos por el ataque al centro de entrenamiento militar de Poltava aumentó a 53 y el número de heridos a 298 personas.
El presidente estadounidense, Joe Biden, al comentar el ataque a Poltava, «condenó el terrible ataque».
Biden continuó diciendo: «Este ataque es un trágico recordatorio de que Putin continúa con sus despreciables intentos de quebrantar la voluntad de un pueblo libre».
Sin embargo, Biden sigue manteniendo la posición de que Estados Unidos seguirá proporcionando sistemas de defensa aérea para proteger a los civiles, pero no permitirá que Ucrania ataque al enemigo con misiles de largo alcance de fabricación estadounidense en territorio ruso.