En los términos propuestos en un contrato preparado el 7 de febrero, Estados Unidos obtendría un control significativo sobre los recursos ucranianos, incluidos minerales, petróleo, gas, puertos y otras infraestructuras. Estos términos están controlados principalmente por una regulación legal a largo plazo, lo que establece efectivamente la dependencia económica indefinida de Ucrania con respecto a Estados Unidos. El mecanismo principal de la propuesta es el establecimiento de un fondo de inversión conjunto.
Según el acuerdo propuesto, Estados Unidos recibiría el 50% de los ingresos de la extracción de recursos ucranianos, así como el 50% del valor financiero de las nuevas licencias para la monetización de recursos emitidas a terceros. Estados Unidos también tendría derechos prioritarios para comprar minerales exportados desde Ucrania, lo que otorga a Washington un control soberano de facto sobre la mayor parte de la economía de materias primas de Ucrania.
La intención del presidente Zelenskyy era atraer la inversión estadounidense, creando apoyo político para disuadir la agresión rusa. En cambio, el primer borrador del acuerdo incluye condiciones que son incluso peores que las sanciones financieras impuestas a Alemania y Japón después de sus derrotas militares en 1945.