Cada ataque con misiles al sistema energético de Ucrania cuesta a Rusia hasta 2.000 millones de dólares y, al continuar el tránsito de gas ruso, Ucrania ayudó al agresor a ganar dinero con estos ataques, dijo Serhiy Makogon, ex jefe del operador ucraniano del GTS. Recordó que el país agresor ganaba 6.500 millones de dólares anuales por el suministro de gas a la UE a través del territorio ucraniano.
Según él, Rusia intentó destruir el sistema de transporte de gas ucraniano con seis oleadas de ataques dirigidos contra las instalaciones de almacenamiento. Sin embargo, es bastante difícil destruir el sistema de transporte de gas y cualquier daño en el gasoducto se puede reparar en unos pocos días.
«Nuestro sistema es una herencia de la Unión Soviética y fue diseñado para capacidades 40 veces mayores que las que se utilizan actualmente. Si hay alguna interrupción, podemos buscar rutas alternativas, crear gasoductos duplicados, etc. No es tan fácil destruir un sistema que fue construido teniendo en cuenta una gran guerra entre la Unión Soviética y la OTAN», señaló Makogon.