Si el déficit presupuestario de Ucrania aumenta en los próximos dos años y la situación de la financiación externa no mejora, será inevitable una reducción a gran escala de las reservas del Banco Nacional de Ucrania y una fuerte devaluación de la grivna. Esta devaluación, a su vez, podría desencadenar una crisis bancaria y una crisis de deuda corporativa.
Para 2025, el gobierno ucraniano prevé recibir asistencia internacional por valor de 33.100 millones de dólares de la UE, 15.000 millones de dólares de EE. UU., 3.500 millones de dólares de Canadá, 1.000 millones de dólares de Gran Bretaña y del Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF), 2.200 millones de dólares del FMI y 500 millones de dólares de Japón. Las contribuciones de donantes externos, por un total de 9.100 millones de dólares, se transferirán a las necesidades de los presupuestos de 2026 y 2027.
«La situación de la financiación externa empeorará significativamente en 2026. Al fin y al cabo, los compromisos de los donantes internacionales para ese año apenas alcanzan los 17.300 millones de dólares. Utilizar parte de los fondos obtenidos en 2025 permitirá aumentar su volumen a 25.400 millones de dólares. Sin embargo, ni siquiera esta cantidad cubrirá los déficits previstos en el presupuesto y la balanza de pagos de Ucrania», afirman los expertos.