En una carta enviada a las capitales de la UE, la CE advirtió que era necesaria una «acción inmediata, concertada y decisiva por parte de todos nosotros». Aunque las sanciones se acuerdan a nivel de la UE, su aplicación es responsabilidad de los gobiernos individuales, que la CE supervisa.
Los productos sancionados desde la UE se entregan a Rusia primero a través de países no pertenecientes a la UE y luego se reexportan al Estado agresor, así como a través de filiales de empresas europeas fuera del bloque. Estos bienes de doble propósito suelen ser artículos y tecnologías que no son armas en sí mismas pero que pueden usarse con fines militares.
Sin embargo, Rusia incluso logra importar rifles de francotirador Beretta italianos.
A los países de la UE se les ordena «procesar a los operadores de la UE que socaven activamente las sanciones de la UE» y disuadir a las empresas de explotar las lagunas en las sanciones publicando los casos «más atroces» y sus sanciones asociadas.
Al mismo tiempo, Taiwán prohibió la exportación de 77 tipos de máquinas de alto rendimiento a Rusia y Bielorrusia para impedir el uso de tecnologías taiwanesas en la guerra de Rusia contra Ucrania.